Labios, piel y sangre. Encías, carne y sexo. Lengua, huesos, flujo.
Embarazosa mezcla que me enloquece, me derriba y me trasnocha.
Mis mejores armas, mis silencios. Pero, ¿qué puede pasar cuando dos flancos del mismo ataque utilizan las mismas armas? Silencio para atraerte. Silencio para no alejarte.
Relojes como anfetas, tabaco como excusa, miradas como dardos, gritos que me callan y silencios que me enferman.
Y todo bajo el infernal y latente ritmo de Jazz

4 comentarios:
Sé que nadie me ha dado vela en este entierro, pero...
Mecagüenmimasho!!!
En que dices cagarte, muchacho?
y tambien esa de "hoy cojo mis manos y las tiro al manzanares" se la comerán patos infectos bajo el ritmo del scratching más burdo. Será que hoy me encuentro rayada.
aclaración: "el scratching burdo" es el de las obras de la M30. Mis manos claro antes de caer al rio estaban atadas al volante.
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