Me la suda los consejos
de aquellos quienes sus espejos
son sus compadres de barras.
Me hartan tantos insensatos
que acuchillan entreactos
engominado sus canas.
Me revientan los niñatos
que tan solo en sus zapatos
saben decorar su ego,
y pretenden que me una
y que aparte de mi pluma
mi soñar, mi fe, mi credo.
Si pretendo ser un mago
de mis sueños y me hago daño,
seré yo el que me entierra.
Que no me toquen los cojones,
por querer vivir canciones,
soy romántico, man que pierda.
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