La desnudez humedecia y calentaba los dos cuerpos atados por el deseo y los recuerdos de altiguas pasiones vividas entre los dos. La piel de ambos, poco a poco, iba cogiendo la textura de un pollo crudo, sin saber exactamente si la razón era el frio o el roce.
Ella: Ponte algo.
El: Tranquila. No tengo frio.
Ella: No, gilipollas. Un condón.
No fué exactamente así, pero casi lo digo.
martes, septiembre 27, 2005
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6 comentarios:
Es, eso, no seas jilipollas y ponte profiláctico, jajaja
¡Protesto enérgicamente!
Ese diálogo, si bien es de ustez, está registrado a mi nombre para fines ulteriores y literarios.
Ahora dirán que lo he copiado. Menos mal que mi imaginación no conoce límites y puedo inventarme... ¡qué se yo! Un episodio sobre un tipo que se tragó sus propios fluídos al comprobar si el profiláctico había cumplido su cometido. Por ejemplo.
¡Saludos, Sr. Kostas! Ya había ganas de leerle en directo.
jajajaja, que no me lo inventé. La primera frase de verdad que me la dijo. El resto solo lo pensé. Pero no llegue a decirlo.
ah, bueno....
A mi me sobran. Te paso uno?
Bueno, lo hinché un poco... ehm... quiero decir la historia. O sea, se basa en fluídos... estoooo, en hechos reales, pero... la realidad es tan sosa que conviene sazonarla con un poco de... uhmmmm, inventiva. ¿No creéis?
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